Cocina (primera planta)

- El problema es que nada se puede olvidar- dije con amargura- En ese caso, sólo sé que estamos jodidos.

Me pasé la mano por la cara, detectando la barba de varios días que aún no quería afeitar, siempre había sido un problema con eso. Suspiré, frustrado.

- El mundo es un asco- declaré rotundamente, luego me reí a carcajadas- Claro, eso lo sabe todo el mundo.

- No, la vida en general es un asco. Tu puedes planearla a como te de la gana, pero si el destino no quiere cumplir tus deseos, no te queda más que hacer lo que puedas con lo que tienes.

Me bebí el resto de la cerveza y comí el resto de mi primer filete casi con ira. Bajé de la barra y fui a por otra.

- ¿Necesitas más cerveza?, hasta donde yo sé no estás en servicio, y si no me acusas nadie sabrá que embriago a una menor- bromeé. De pronto estábamos muy tensos.

- Te lo dije, es un asco- bebí de la cerveza y volví a la barra- Mi única opción es volverme un cínico... bueno, más cínico aún y hacer lo que se me venga en gana.

Comencé con el segundo filete.

- Lo peor es que no estoy seguro de nada- le lancé una mirada de advertencia- Por mucho que tu e Ivashkov digan lo que quieran, yo no sé si es verdad.

Suspiré, pensando que era injusto tener emociones humanas cuando ni era ni me podía comportar como uno.

- Brindemos. Por que el mundo es un asco-levanté mi nueva cerveza para brindar con ella.

- ¿Qué pierdo con preguntar?- dije con sarcasmo- Bueno, sólo pierdo mi tiempo y saliva al decrirlo, todo para que ella responda con un "Tu eres mi mejor amigo", que seguro pasará.

Tomé algo de pure de pataras y me lo estampé en la boca. Luego tomé carne y un poco de cerveza.

- En todo caso, si ella me aceptara, alguien iría a buscarnos. Nadie va a aceptar que una moroi de la realeza se vaya con un dhampir solo porque si.- hice una pausa- Ustedes tienen más oportunidad, pueden irse y que los dejen en paz- suspiré- Esto apesta.

- ¿Te parece?- reclamé con una ceja arriba- Claro que irían a por nosotros. Es obvio que la señora Samantha sospecha algo. ¿Crees que es fortuito que la dejaran ir a San Vladimir? Ella lo ha pedido toda su vida para alejarse de sus padres y no se lo concedieron hasta ahora y de pasada me negaron el permiso a acompañarla. Aunque esto fuera mutuo, no podríamos estar juntos.

Más carne, puré y cerveza en ese orden.

- En cambio ustedes, pasarían desapercibidos en el mundo humano. Podrías estar con él porque él haría que funcionara. Ya te lo dije, es un cabezota.

- Puedes llevarla contigo, ya lo hiciste una vez. Además, estarías con Belikov. EL GUARDIÁN BELIKOV, el dios, sería mucho más sencillo protegerla- le refuté.

Me terminé la cerveza y fui a por otra, muy consiente de que estaba haciendo mal.

- Es nuestra mala suerte. Me pregunto si hubiera sido más sencillo de ser humanos...- me quedé pensativo- Probablemente si.

Regresé a la barra y comí otro poco.
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OFF: Qué con esa imagen Carlie. Dónde te metes? No te he visto en el cb

- No es afán, sólo que Dimka, quiero decir, Dimitri se merece lo mejor. No lo ha tenido siempre fácil, menos cuando se trata de chicas...- lo dejé ahí, no quería decir algo que era mejor callar, quizá Dimka me cortaría la cabeza si yo le contaba a Rose sobre la chica que lo dejó en su graduación.

Me terminé el plato que me sirvió Stiva, sentía más hambre.

- Como sea, ustedes deben estar juntos, supongo que eso me serviría de alguna clase de esperanza.

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OFF: Cool, le diré a mi diseñadora que me haga una. Sólo pego la imagen y listo? Notese que Caleb no había tocado una computadora con frecuencia.

- The eternal sunshine of spottles mind..... no me sorprende- conocía bien a mi amigo, era típico de él- Suele intentar reprimir sus sentimientos.

Fui a la alacena que había a la derecha de la estufa y tomé una bolsa grande de papas fritas. Regresé a la barra y le tendí a Rose el paquete abierto, por si quería algunas.

- Vamos, tienes que ser mi esperanza- hice un puchero- ¿No dejarás desamparado a este pobre pequeño, o si?

- Ahhhh - me quejé. La vida debería ser más fácil, sobre todo si ésta a penas comenzaba.

Me metí varias papitas juntas a la boca y mastiqué con fuerza, pensando en lo trágico que era que cuatro jóvenes, y eso era sólo de los que yo tenía conocimiento, sufrían por amor y el futuro de sus vidas; que por cierto, en el caso de los dhampir, no eran suyas.

- Deberíamos matar a Tatiana y poner a alguien liberal al mando, alguien que nos deje hacer lo que queramos- declaré. Luego, cuando vi su cara, me eché a reír- Es broma, hay que vivir con las cartas que nos ha tocado jugar.

- Si.... ni ella ni nadie tiene la culpa, pero a veces es bueno imaginar un enemigo contra el que luchar - suspiré.

Le di otro trago a la cerveza y me metí las papas en la boca con violencia, deseando con toda el alma tener ese enemigo al cuál partirle la cara. Luego me giré de lleno hacia Rose, poniendo los converse sobre la barra, cruzándome de piernas.

- Cuéntame cómo es que se dio todo esto entre tu y Belikov. No es por ser malo, pero nunca lo imaginé con una mujer como tu- levanté las manos defensivamente- Claro, si me lo quieres y puedes contar, no querrás pervertir mi inocencia.

Me reí a carcajadas, ya esperaba esa clase de pregunta venir en cuanto mencioné lo de "una mujer como tu", si bien no lo había hecho con esa intención, sabía que la pregunta llegaría.

- A lo que me refiero es que él, amante de las reglas, jamás se hubiera involucrado con una de sus alumnas, y menos alguien tan agradable como tu- le sonreí- Lo peor del caso es que eres la mujer perfecta para él, altiva e independiente, como lo es él aunque no lo parezca. En pocas palabras, se han topado con su alma gemela sin darse cuenta y justo en el momento equivocado de sus vidas.

Suspiré. Eso era tan malditamente trágico que alguien debía ponerlo en una maldita novela cursi de vampiros. Bebí más cerveza y comí más papitas, que por cierto se estaban acabando más rápido de lo que creí, pronto tendría que levantarme a por un bote de papas con BBQ. Le ofrecí más papas a Rose y esperé un comentario de su parte.

Noté a primera vista su intento por desviar el tema. Supuse que ya era suficiente tortura por una noche.

- Nos conocimos en la escuela, él iba dos años por encima de mí- sonreí al recordarlo- Él fue algo parecido a mi mentor, en aquel entonces nadie me prestaba atención, pero Belikov lo hizo, creía que yo tenía potencial- bebí de la cerveza- Por él me adelantaron un año, por todas esas prácticas juntos durante horas. Nunca me dejó irme si no sabía a la perfección el movimiento que me enseñaba ese día. No me quejo, soy lo que soy gracias a él, de hecho me ayudó a no quedar a la sombra de mi padre.

Suspiré y me levanté a por el bote de papas y otra cerveza para no levantarme después. Regresé a la barra.

- Él y su familia fueron los únicos que acudieron a mi graduación.- sonreí- Desde el primer día nos volvimos los mejores amigos y nos contamos todo. Incluso a veces no es necesario que digamos nada, simplemente lo sabemos, así como yo supe lo de ustedes.

Le sonreí.