Ups! Atrapada [Dimitri]

La sala de guardianes era uno de los lugares favoritos de Evolet, durante el día los guardianes estaban ocupados con sus tareas y obligaciones por lo que la sala estaba desierta la mayor parte del tiempo, era un buen lugar para leer o estudiar incluso, solo que no estaba segura de que los estudiantes tuvieran autorización para utilizar el espacio. Sin embargo allí estaba ella, recostada en uno de los sillones, escuchando música de su Ipod.

La música retumbaba en su mente, la tenía al máximo volumen, era uno de esos días en los cuales odiaba estar encerrada, hubiese querido ser libre, por estar en alguna playa o preparándose para salir, sin duda necesitaba una buena fiesta y los dioses sabían que hace rato no había ninguna fiesta ilegal en el campus. Ella había participado en la mayoría. De pronto se sobresaltó, sentía que alguien la observaba, no escuchaba nada a causa de la música pero no quería abrir los ojos aún.

Desde nuestro regreso de La Corte, las cosas no estaban bien conmigo. Lo sentía dentro de mí mismo. Pasaba horas leyendo libros porque había un tema en mi mente que quería sacar. Kostia me había incitado a que hiciera lo que quisiera, pero él mismo me demostró que no es tan fácil. Si Constantino Demetrevich no puede hacer lo que quiere, supongo que Dimitri Belikov aún menos. Kostia no se limita por las reglas, regularmente las transforma con el fin de salir ganando, yo no puedo hacer eso, no puedo simplemente olvidarme de todo lo que es correcto y hacer lo que quiero. Me encantaría poder, pero no me es posible.

Repasé con la vista la postal de mi madre. Me alegraba saber que mis hermanos estaban bien, que no les faltaba nada. Suspiré de nuevo, pensando en todo lo que había pasado desde mi llegada a San Vladimir. Corrijo, desde la llegada de Rose. Si tan solo las cosas pudieran ser más sencillas por una vez en la vida...

Respiré hondo y continué mi camino hacia el único lugar donde sabía que no estaría nadie. Se suponía que debía estar con la princesa Dragomir durante las clases... pero a esa hora había comenzado el periodo donde Rosemarie Hataway acompañaba a la princesa a todos lados. No es que me molestara, al contrario, de tener más valor disfrutaría de verla todos los días y a todas horas. Pero la verdad es que no lo tengo y probablemente nunca lo tendré. Los dhampir nacimos para cuidar, no para vivir. Me llevé las manos a las sien, presionando con el pulgar sobre la vena, necesitando liberar un poco de estrés. Ahora es cuando me arrepentía de no haber descargado mi frustración con Ivashkov tal como lo hizo mi amigo. Podía sentir en la bolsa del pantalón el peso de la larga carta que Demetrevich me enviara desde La Corte. Lo peor del asunto, es que no sólo yo estaba mal. Luego de el evento con la reina, las cosas fueron a mal. Nuestra despedida fue inminente, y a pesar de lo que se pudiera querer, por más ruegos que Isa hizo a su madre, Kostia no pudo venir a San Vladimir como su guardían.

Guardé la postal de mi madre junto con la carta de Kostia y entré a la sala de guardianes. Ahí, sólo había una persona. Una dhampir a la que yo no conocía. Levanté una ceja instintivamente, se suponía que debía estar en clase.

- No puedes estar aquí, deberías estar en clase- no me gusta ser el malo de la película, peor alguiguien tiene que ser el adulto responsable.

"Oh por todos los santos!" Pensó la joven mientras de un salto salía del sillón y se arrancó los auriculares, observó al hombre que tenía enfrente, lo conocía, era el nuevo guardián de Vasilisa, se quedo muda unos momentos, era más alto de lo que había supuesto; pensó que eso era un cliché, todo el mundo pensaba que las personas eran más altas de lo que parecían cuando se encontraban frente a frente por primera vez. "No divagues" se dijo a sí misma.

No era de las que fingía, lo miro al rostro, notando que de hecho era bastante guapo, ruso o algo así, habían dicho sus compañeras - De hecho, estoy libre.. No necesito cursar cálculo - dijo con voz tranquila, era verdad, en una de las locuras de su madre, le había puesto un tutor para ese tipo de asignaturas durante dos veranos eternos, excusas para no lidiar con su hija adolescente. Una expresión sombría cruzó su rostro al recordar eso pero simplemente la alejó y siguió adelante, como venía haciendo desde que tenía memoria - Así que vengo aquí, donde jamás viene nadie... hasta bueno, ahora - se encogió de hombros y volvió a sentarse.

No sabía porque se sentó, tal vez fuera el hecho de que no tenía nada que perder, por lo menos nada muy importante que perder. Buscó su bolso y sacó un libro - Soy Evolet... Solo quiero leer algo, voy a apagar la música - un pequeño rumor sonaba desde los auriculares, apagó el Ipod y luego miró al joven - ¿Puedo quedarme? ¿Eres el guardián de Vasilisa? - preguntó rápidamente, con la esperanza de entablar conversación, no tenía ganas de ir a los dormitorios.

Mi entrecejo se contrajo en cuanto vi a la joven dhampir. Se quitó los audífonos y se puso en pie, viéndome de esa manera rara en que todo el mundo lo hace en San Vladimir. Suspiré, aunque más bien sonó como un resoplido, ella era otra de esas personas que me identificaban por las muchas historias que venían de mi pasado. Creo que la frase de Cría fama y échate a dormir nunca había tenido tanto sentido para mí. En cierta parte era enfadoso que me vieran de esa manera, soy sólo un dhampir, igual que muchos otros. Como sea, no me iba a poner a discutir eso con ella en ese momento. Su mirada se volvió aún más rara, me escrutaba con la mirada y eso me incomodaba un poco. Pero como siempre, nada de eso se notó en mi rostro. Mi ceño seguía contraído, intentando pensar qué se suponia que esa chica hacía ahí en hora de clase.

Me lo soltó así nada más. Tenía clase de Cálculo pero no quería ir. Mi ceja volvió a alzarse. ¿Era en serio?, ¿ le hablaba a uno de sus superiores de esa manera? Repito, no me gusta ser el malo de la historia, pero cuando me encuentro jóvenes como esos, altaneros y que se creen poderosos, me fastidia un poco. Supongo que por eso me molestaba Rose al principio pero.... De nuevo Rose. ¡Carajo! Se encoge de hombros como si tal cosa, lo cual no hace más que subir mi nivel de molestia. Se espera algo grande de nosotros los dhampir, y chicas como ella echan por tierra todo eso. Encima me habla de "tu". No es que me quisiera poner ridículo, o que quisiera ser demasiado autoritario, pero al final de cuentas, estamos en una escuela. Me paré derecho, intentando, aunque a ella no le gustara, ser una figura de autoridad, que al final de cuentas, era mi trabajo en San Vladimir mientras la princesa Dragomir no corría peligro.

- Así es, soy el guardián de la princesa Dragomir. Con respecto a las clases, le guste o no debe tomarlas por muy aburridas que le parezcan, así que le voy a pedir que vuelva a su salón, señorita... - dejé la frase inconclusa, esperando que ella me dijera su apellido. Más allá de Kostia, Isa y Rose, no esaba acostumbrado a llamar a nadie por su nombre, claro, además de mi familia. Luego, para relajarme a mí mismo un tanto, dije en ruso y a modo de broma personal, recordando mis años de escuela:- Siempre se puede dormir sobre el pupitre... - Kostia volvió a mi mente, fue él quien (aunque no se crea que pude aprender algo de él) me enseñó cómo dormirte sobre la banca sin ser descubierto.

No se equivocó con la identidad del joven sin embargo eso fue lo único que aprendió de éL, era insondable, la actitud correcta de todo guardián. "Es como un mármol, como todos los guardianes que he conocido en mi vida" pensó e hizo memoria solo para corroborar que jamás había conocido a un guardián que fuera relajado y acogedor, por encontrar una palabra. Se preguntaba cuando llegaría el punto de inflexión que la transformaría en ese tipo de persona y deseaba que nunca llegase. Evolet tenía problemas con su deber de dhampir desde que tenía memoria, las causas le eran desconocidas, pero como no le sobraba otra alternativo bajo el atento ojo de halcón de su madre que quería convertirla en su sucesora a toda costa, tendría que conformarse con ser una buena guardiana.

Volvió a mirar al hombre, se preguntaba como hacía para dejar de lado todo lo que era y convertirse en el chaleco anti balas de un ingrato, "eso es totalmente injusto" se reprendió a sí misma, no conocía a Vasilisa pero parecía buena gente. Suspiró, allí estaba de nuevo esa ira, no... resentimiento era más adecuado. Lo mejor sería ir a correr y sacarlo todo de su sistema.

Lo miró confundida - Bradley - respondió aparentemente no se había explicado bien o tal vez él no entendió, pero el punto era que insistía en mandarla a clases. Lo observó un momento más, murmuro un par de palabras, ruso sin duda alguna, o tal vez alguna variación como ucraniano, ella hablaba alemán. Además del idioma notó un tono alegre en la voz del hombre, burla tal vez " se está burlando de mi" pensó, sin embargo carecía de sentido, no había razones para ello. Volvió a hablar mirándolo de nuevo, a ver si se atrevía a burlarse de ella en su cara - No nos estamos entendiendo - dijo tranquilamente - no voy a clases, porque tengo cubierto Cálculo... es una especie de equivalencia - se pasó una mano por el pelo, lo llevaba suelto, aprovechaba los pocos momentos en que podía llevarlo así y luego se encogió de hombros - No me estoy saltando nada... pero si tanto molesto, me voy.

Se colgó el bolso y se dirigió a la puerta dejando a.. el hombre solo. No le había dicho su nombre, vaya con los modales. Dio un par de pasos más, finalmente la impulsividad pudo más que la razón, cosa que no era nueva en su vida. Se volteó y miró al joven cuyo rostro aún igual, no transmitía absolutamente nada, que fastidioso - Por cierto, Protocolo 101.. cuando una persona se presenta, es correcto que uno se presente. Se considera un ofensa en algunas cortes el hecho de no presentarse, como si fuera un acto de soberbia - lo dijo seriamente y sin vacilar, esperaba con todas sus fuerzas que su rostro no la delatara, porque hacia mucho tiempo no soltaba semejante sarta de estupideces.

Su apellido era Bradley. Asentí ligeramente con la cabeza a manera de saludo, pero creo que ella no me vio hacerlo. La chica parecía molesta conmigo, cosa que no me encantaba. No soy alguien que tenga muchos amigos, de hecho creo que sólo tengo a Demetrevich, pero bueno; el punto es que no quería comenzar con ella con el pie izquierdo, como suelo hacerlo con las personas de su edad. Por regla general, o los asusto, o los disgusto. Quizá relacionarme con más gente, crear más contactos entre guardianes y esas cosas, me vendría bien. Así que, ¿por qué no intentarlo?

Me aclaró que tenía una equivalencia. Alcé ambas cejas, mirándola entre impresionado, confundido y apenado. Era una chica lista si había pasado esa clase, y la verdad es que yo sentía que la había ofendido con mi comentario, cosa que en ningún momento había querido hacer realmente. Su cara molesta creció al momento y notoriamente muy a pesar de lo que ella quisiera demostrar. Como siempre, en esa etapa de la vida, siempre es complicado ocultar las emociones. Ella, sin duda, y de haber podido, me habría estrangulado.

Se puso en pie, recogió sus cosas y comenzó a caminar hacia la puerta. Di un paso hacia ella, levanté la mano y abrí la boca. No soy alguien que hable mucho, así que en ese momento no supe qué decir para retenerla y tener así la oportunidad de disculparme. Afortunadamente ella detuvo su avance y se giró. Si bien lo hizo para reclamarme de nuevo, al menos se quedaba. Suspiré, ella tenía razón. Fue una falta de cortesía de mi parte no haberme presentado. Para arreglar las cosas suavicé un poco mi expresión, incluso le dí una ligera sonrisa, mientras le tendía mi mano.

- Soy el... - dudé y me replanteé mi presentación. Al final de cuentas, de graduarse, ella sería una colega- Soy Dimitri Belikov. Mucho gusto. Y lamento todo esto, no comprendí bien lo de la equivalencia. Si tienes el periodo libre, puedes quedarte en la sala. Al fin de cuentas, nadie la usa y, según parece, tu pronto serás una guardiana- no era un cumplido ni mucho menos, no eran palabras para enmendar mi error, era toda la verdad. Ella parecía tener carácter y ser una de las pocas mujeres en graduarse de la academia. Internamente, esperaba que si.

El había avanzado hacia ella, tal vez su reacción había sido apresurada, no sería la primera vez. Tomó la mano tendida de él dándole un simple y firme apretón - Un placer Guardián Belikov - dijo con una sonrisa, usó el título pues siempre le había gustado como sonaba, de niña lo decía frente al espejo mientras soñaba ser una guardiana. El recuerdo le trajo una especie de nostalgia que no pasó de su interior. Dudó unos segundos no sabía sí quedarse o no, no quería molestar al joven, sería mejor ir a los dormitorios, mas allí jamás había silencio.

Volvió lentamente al sillón pero no se recostó, se limitó a sentarse aunque de forma relajada, suspiró  - Espero realmente que sea así... Me gustaría ser guardiana... - estaba a punto de continuar con la típica explicación de que no podía esperar para cumplir el destino que le correspondía, sin embargo decantó por la verdad, tal vez hubiese sido ese repentino cambio de actitud del joven o esa amabilidad salida de no sé donde - Ver el tatuaje de mi madre era como una marca de honor, una gloria que finalmente alcanzaría, sabes? Era todo aquello para lo que nací - dijo, su voz era casi un susurro, la mirada estaba perdida mientras volvía a la habitación de su madre, la observaba haciéndose el nudo en el pelo.

De golpe salió de la pequeña capsula del tiempo y fijo la mirada en el rostro de Dimitri - Pero ahora no sé... tal vez sean nervios, o una especie de pánico, que se yo... Quiero ser guardiana, voy a serlo, no caben dudas de ello - torció la boca en un gesto común en ella, que indicaba su desconformidad con algo - Es sólo que me gustaría ver el mundo antes... ya sabes, como los humanos sin preocupaciones.. algo como un año sabático - rió levemente - conocer Australia o Balí,  antes de ya sabes, tener que arriesgar mi pellejo día a día - hizo una pausa, se había hundido en el sillón acomodándose.

Lo miró sonriendo levemente - ¿Fue así de díficil para ti? Al comienzo, me refiero - se sentó como un indio en dirección al joven - Por favor, dime que no es tan díficil de llevar esta vida... - dejo la frase sin terminar, eso fue estúpido, no es como si tuviera otra alternativa, o era guardiana, o era guardiana, punto.

Le dediqué una media sonrisa al escucharla llamarme guardián. Quizá después de todo, no siempre se nos pueden quitar ciertos estigmas. Sé que nunca dejaré de ser el "guardián Belikov", pero igual siempre se guarda la esperanza de dejar las formalidades de lado en determinado punto y comenzar a hacer amigos. Ya lo sé, suena raro saliendo de mí, pero al final de cuentas soy humano. Sobre todo en ese momento, mientras más me arrepentía de haber sido tan estricto con ella en un primer momento. Ahora parecía incómoda, como si de pronto no encontrara su lugar. Suspiré un poco, a medias bufando con cierto enojo por haberme comportado así con ella.

Le sonrío de buen grado cuando me dice que le gustaría ser guardiana. En ese momento pensé que si ella no cometiera una imprudencia, seguro que lo sería. De eso no me cabía duda. Tenía ese carácter fiero que toda guardiana debe tener si se quiere dar a respetar. Claro, a menos que sea una chica más, de esas que prefieren por mucho hacerse tontas y divertirse estúpidamente que ponerse a los entrenamientos. Volvía a pensar en algo que no quería, así que cambié el rumbo de mis pensamientos y me concentré en Evolet. Me habló de su madre, lo que me hizo sonreír más. Yo comprendía esa inspiración, no de mi madre, claro, pero si al ver otros guardianes.

- Algún día tendrás tus marcas y espero estar ahí para verlo- le dije de buen grado. Desde siempre, ver cómo se le pone las marcas de promesa a los jóvenes guardianes, me da cierta emoción. Si bien que vayan por ahí arriesgando sus vidas no es precisamente lo que me agradaría, alguien debe hacer el trabajo duro, y me alegra que muchos de ellos hayan dedicado su vida a entrenarse para ello.

Vi en la chica una mueca que me pareció conocida. Sonreí un poco más, ladeando la cara para que ella no pudiera ver esa sonrisa radiante que siempre me invadía al recordar a mi familia y amigos cercanos. Ella era parecida a Kostia, con esas ganas de hacer lo que quieren mientras hacen su trabajo. La verdad es que su comportamiento no me importaría si ella era como Demetrevich. Ese chico podía ser un tonto la mayoría de las veces, pero siempre hace lo que debe, es el mejor guardián que he conocido, con todo y sus problemas de actitud. Suspiré al escuchar los sueños que ella tenía, eso nos pasa a todo el mundo, pero siempre hay que ordenar las prioridades. Tomé asiento a su lado, di un largo suspiro y me dispuse a hacer el que quizá sería el discurso más largo que he dado:

- Pues... siempre es complicado porque quieres tener una vida propia, pero hay que acomodar tus prioridades. Ver si es más importante para ti hacer lo que debes o lo que es correcto. De cualquier forma, siendo guardián puedes conocer muchos lugares. Si eres guardián de una familia importante, los acompañarás a donde vayan, y créeme, sus vacaciones no son en Disneyland todo el tiempo. Si eres guardiana de una familia modesta, es un hecho que no estarás siempre con ellos, que quizá se te asignará otra, así que viajarás de una familia a otra y éstas pueden estar en cualquier parte del mundo. Sé que ahora no parece un buen trabajo, pero alguien tiene que hacerlo- recargué mi espalda contra el respaldo y esperé por su respuesta.

El ambiente tensó casi se había disuelto, ambos aparentemente estaba más relajados, no cabía duda de que Dimitri era una persona muy correcta, del tipo que hacía las cosas a la perfección aunque creía estar viendo un lado divertido del joven, pero sin duda lo que más le llamaba la atención del guardián era la discreción y la personalidad reservada que tenía. "Es un asunto de ser guardianes" pensó, después de todo de eso se trataba pasar desapercibidos, ser olvidables como los hombres de negro, aunque Dimitri no era del tipo que una olvidaba, era bastante guapo, seguramente incluso las morois lo recordarían. Pensaba en lo poco usual  que eran las relaciones entre un hombre dhampir y una mujer moroi, aunque no imposibles. Muchas veces se preguntó que hubiese sido de toda la sociedad que conocía si ese tabú, que eran las relaciones entre razas, no existiesen. Alejó esos pensamientos de su mente, en vano pensaba en ello no es que hubiera un cambio en eso pronto, suspiró imperceptiblemente.

Se había distraído, pero llegó a escuchar que Dimitri quería estar presente en su graduación, le sonrió ampliamente, sin quererlo el guardián había dicho algo que conmovió profundamente a la joven, pues contadas eran las personas que realmente esperaban que ella se convirtiera en guardiana algún día, o por lo menos las que demostraban una especie de apoyo. No tenía mucha familia, su madre era una persona fría y distante, y de su padre como muchos otros, no sabía nada, solo rumores y más rumores, que jamás busco aclarar. Se había resignado a andar sola por la vida y tal vez eso de no sentir que le debía algo a alguien, era la causa de la forma en que veía el mundo, de su confusión, de su disconformidad con el sistema.  Pero la sensación que produjeron las palabras del joven era cálida, sin embargo lo que más le conmovió era esa simplemente muestra de confianza y apoyo - Gracias Dimitri... Haré lo mejor que pueda para lograrlo - su voz fue un susurró grave, no pudo ocultar las emociones en ella a pesar de que lo intentaba al bajar el volumen mientras hablaba.

Lo escuchó atentamente, sorprendida por su repentina cercanía, espero un típico sermón de adultos sobre el honor que representaba servir a una familia noble y lo fundamental que era el papel de un guardián en la preservación de las especies como si se trataran de alguien tan genial con Darwin y bla, bla, bla, bla; sin embargo una vez más notó que la primera impresión que tuvo del joven era totalmente equivocada, su respuesta fue simple y honesta, se notaba que no solía a dar este tipo de charlas. Pensó en lo que decía - ¿Pero cómo puedo saber si mis prioridades son las correctas? - era algo que siempre pensaba. También era consciente de que viajaría bastante pero no era lo mismo que viajar por tu cuenta, tal vez iba siendo hora de que despachara esas niñerías e ilusiones vanales de su mente para enfocarse en la vida real y en el camino que el destino le tenía preparado. Miró a Dimitri a los ojos - Alguien tiene que hacerlo y como decía mi abuela, si no vas a hacerlo bien simplemente no lo hagas - sonrió - Sabes, me equivoqué contigo... pareces buena gente - pensó en los maestros quienes no ofrecían este tipo de charla, tan honesta por sobre todo, suponía que debía tener muchos amigos, estuvo a punto de preguntar al respecto pero no lo hizo. Se reacomodó en el sillón - ¿Has viajado mucho? Tengo entendido que no hace mucho eres el guardián de Vasilisa... eres de Rusia no? Lo digo por el acento y el nombre - dijo con una sonrisa.

Me agradó ver cómo rápidamente las cosas entre nosotros había cambiado. Habían ido a mejor. El asunto es que no siempre puedo ser ese hombre estricto que se me exige ser, pero a veces tener esta clase de relación con los chicos que siguen estudiando, se vuelve un problema. En algunas ocaciones no saben diferenciar entre una amistad y la falta de respeto. No es que viera esa clase de actitud en Evolet, gracias al cielo, pero aún estaba algo reticente a decir demasiado. No era algo personal, simplemente soy reticente a hablar con alguien que acabo de conocer.

Le dije la verdad sobre mis esperanzas de su carrera, cosa que en general es algo que deseo, que los guardianes no comentan tantos errores como para no poder rectificar de nuevo. Yo mismo soy prueba de eso, no debemos ser perfectos y sin mácula, sólo debemos saber enfrentar las cosas, corregir los errores, y mejorar a cada paso. Por lo que había notado hasta el momento, Evolet podría ser una de esas escasas guardianas que superan toda adversidad adolescente, y con honestidad le dije que quería estar presente en su graduación. Ella lo tomó como un halago, cosa que me hizo sonreír un poco, no porque creyera que ella era arrogante, sino porque todos, en algún momento, necesitamos saber que somos buenos y que alguien confía en nosotros.

Se me ocurre ponerme sincero con la chica y soltar uno de mis discursos "zen", según los llama Rose. No es que planeara decir eso, o mejor dicho, no es que planeara decir tanto, pero las palabras simplemente salieron. Quería ser sincero con Evolet, hablarle con la verdad porque, seas quien seas, si no estas contento con tu trabajo, tiendes a hacerlo mal, y en el trabajo de guardián, no hay lugar para errores.

- Como guardián, te diría que tus prioridades son proteger a los moroi; pero como persona, te garantizo que tu prioridad debes ser tu misma. Yo estoy contento con lo que hago, me gusta, me apasiona. Pero si la vida de guardián no es para ti, lo mejor es hacer otra cosa y atenerte a la consecuencia de ser rechazada por este mundo- esas mismas palabras se las había dicho a Kostia el día de su graduación cuando él me preguntó qué pensaría yo si él se fuera. Sea cual fuera su descición, yo habría estado orgulloso de él. Asentí con la cabeza cuando mencionó el comentario de su abuela. La verdad es que yo también pienso lo mismo, seguro que esa señora fue alguien sabia. Me reí un poco cuando me llamó buena gente. ¿Quién lo diría? No siempre soy tan antisocial. Sonreí antes de responderle:- Si, soy de Rusia. Y si, he viajado bastante. La familia con la que estuve antes eran morois de alta sociedad y les agradaba salir de vacaciones a lugares bastante peculiares- una punzada de dolor me recorrió de pronto al recordar las últimas vacaciones que pasé con ellos en Dinamarca.... Lo mejor era no recordarlo de lleno o no podría contener todo eso bajo mi máscara de guardián.

Las palabras del guardián la dejaron más confundida, básicamente tendría que hacer malabarismos y lograr que las prioridades de la guardiana Bradley coincidan con las prioridades de Evolet, y cómo estaba segura de que no podría vivir la vida cargando con la muerte de una persona a la que debía proteger, lo más probable sería que las prioridades de Evolet, no sean más que sueños ilusos de una adolescente. Muy a pesar de sí misma sonrió levemente, como resignándose, algo que se volvía común.

Suspiró y se acomodó en el sillón, una repentina comodidad invadió la habitación, algo así como una familiaridad, ya no se sentía juzgada en la presencia del guardián, habían congeniado de manera rápida, Evolet estaba convencida de que se debía a que ambos habían sido sinceros el uno con el otro. Notó que la voz de Dimitri se volvía algo sombría al hablar de su antiguo empleo, era casi imperceptible, pero ella estaba acostumbrada a notar esos casi indetectables cambios en el tono o en la cadencia de la voz, su madre era una experta ocultando sentimientos. Ella ni de lejos era capaz de esconder perfectamente sus emociones, lo más probable era que ello solo se lograba con los años de experiencia, volvió a mirar al ruso, no parecía mucho mayor que ella. Aunque tal vez había alguna clase secreta de Cove Ops 101 en el último año, en la que les enseñaban a ser neutrales.

Decidió romper el repentino silencio con una pregunta algo invasiva - ¿Tienes familia Dimitri? - preguntó, pronto se arrepintió así que a cambio decidió soltar un poco sobre ella misma como para no parecer tan cotilla - Yo solo tengo a mamá... No conocí jamás a su familia, ella... verás es una mujer poco comunicativa - era un eufenismo, su madre era una perra frívola que vivía para el trabajo, no la culpaba, la aceptaba como era pero a veces desearía que hubiese sido más sensible, no fue fácil crecer con ella, aunque a pesar de todo no había salido tan loca. Lo miro de nuevo, no tenía sentido mentir, además el hombre le inspiraba cierta confianza y no quería mentirle, él no lo merecía, torció la boca en un gesto - No me llevo muy bien con ella, la guardiana B no es el tipo de mamá con la que tienes una sesión de pedicura, supongo que no es nada nuevo, es decir todas las guardianas son así. Supongo que lo sabes, osea todos crecemos en situaciones parecidas ¿y bien? - ni bien las palabras se escaparon de su boca, enrojeció, sentía el rostro caliente en un desesperado intento de alejar la conversación, que ella misma había conducido, de su relación con su madre, había parecido justamente aquello que no era una de esas viejas cotillas, que urgen y escarban en las personas en busca de trapos sucios, pero que idiota se sentía.

Suspiró, tenía miles de preguntas que hacerle al guardián pero porque hacerlo, le sonrió ampliamente y abrió el libro allí donde estaba el marcador, leería un poco, lo miró una vez más  - Voy a leer... Así, bueno podrás hacer eso que viniste a hacer, no pienso molestarte más... estuve robando tu tiempo - dijo amablemente, no quería seguir siendo una molestia para el hombre, ya podría él seguir la conversación si así lo quería, además él no parecía del tipo conversador y a ella no le molestaba le silencio de vez en cuando, no era del tipo de personas que se incomodan en el silencio.

Suspiré, completamente seguro de que mis palabras no eran más que eso, palabras. Al final del día ella era la única que podría desidir sobre su vida. Todo el tiempo nos dicen lo que debemos hacer, lo que es correcto, pero el asunto es que, a pesar de todo eso, nuestra vida sigue siento nuesta. Incluso mientras se es un guardián y las vidas dependen de que hagas lo que debes, tu vida es tan tuya que puedes negarte a hacer las cosas. Eso si, hacer una vida propia significa enfrentar las consecuencias de nuestros actos por nosotros mismos. No hay nadie que pueda ayudarnos, ni siquiera los amigos más cercanos; porque si la desición es mala, los errores serán tu culpa. En general, seas humano, dhampir e incluso strigoi; las desiciones que tomes son plenamente tuyas y los resultados de ellas los tendrás que enfrentar tarde o temprano.

La vi acomodarse en el sillón, lo cual me agradó porque parecía de nuevo en su ambiente. Estaba dejando de ser un intruso en el lugar, cosa que me agradaba. Mi presencia por lo general incomoda a otros, y francamente, eso no me gusta mucho. Ser visto como una figura de autoridad provoca que muchos te teman, y fuera de los strigoi, yo no quiero ser temido por nadie, simplemente me gusta que se hagan las cosas como deben ser.

Me preguntó si tenía familia. La verdad es que nunca me ha gustado hablar de ellos, así que me limité a asentir con la cabeza. No es que no quiera mencionarlos, simplemente, no me encanta la idea de tener que decirles qué clase de persona fue mi padre, no me gusta mencionar a mi madre dhampir y su relación con él. Creo que ese es el punto más personal de mí mismo y fuera de Kostia, nadie más lo sabía. No es que no confiara en esa chica, pero tampoco iba a ir por ahí, contando a todo el mundo mi drama familiar. Afortunadamente ella comenzó a hablarme de su familia. Según parecía, su madre era una guardiana, como muchas otras, resevada para con sus hijos. No puedo imaginarme qué clase de vida llevan esos chicos, y me siento afortunado de haber tenido una madre como la que tengo. Me confirmó lo de su madre y terminó por preguntarme indirectamente si la mía también lo era.

- No lo sé. Mi madre no es guardiana- fue todo lo que le dije, no quería ahondar más en el tema.

Parecía que mi corta respuesta no le gustaba. No la culpaba, ella simplemente quería entablar una conversación que yo no quería corresponder. Si el tema hubiera sido diferente yo estaría más que dispuesto a charlar, pero no de mi familia. Suspiré mientras decía que no me quitaría más el tiempo. Ese no era el caso, y me sentía mal por dar esa impresión.

- No me molestas ni me quitas el tiempo. Yo también venía a leer. Pero,... podemos seguir hablando. Disculpa si la conversación es un tanto unilateral. No estoy acostumbrado a hablar demasiado. Ya sabes, cosas de guadianes- y le sonreí un poco para alentarla. Lo que menos quería era ofenderla.