Entrenando {libre}

Cuando llegué ella estaba en su calentamiento... Rose, me recordé que debía llamarla por su nombre de hoy en adelante, si íbamos a estar juntos diariamente lo mejor era comenzar las relaciones lo mejor posible. El único problema era que ella hacía las cosas mal, se notaba a primera vista que sus músculos estaban atrofiados por la falta de entrenamiento. Me planteé la posibilidad de echarme para atrás, de decirle a la directora que lo mejor era que le buscaran otro mentor a esta chica, pero... francamente... no pude.

- Lo estás haciendo mal- espeté- No debes forzar tanto los músculos en tu primer entrenamiento.

Ella murmuró algo por lo bajo, seguramente maldiciéndome o quejándose, como fuera no me importaba. La vi continuar con los ejercicios, que continuaban siendo un desastre. Me puse en pie a su lado y le dije con toda la paciencia de la que fui capaz:

- La idea es que tengas calma, que no te presiones, de lo contrario te lastimarás un ligamento- apunté.

Me paré a un lado y le expliqué los movimientos: relajar el músculo a estirar, e ir poco a poco. Después de todo, no quería que se lastimara en su primer entrenamiento.

Suspiré y la dejé que hiciera lo que pudiera, me puse a leer una de las pocas novelas en ruso que había traído de casa. En ocasiones observé por sobre las hojas como seguían sus entrenamientos. Me sorprendió constatar que aprendía rápido, pero por sobre todo, que lo ponía en práctica al momento, en cierta ocasión pensé divertido en que trataba de impresionarme.

Bien, por fin había terminado con sus estiramientos y se paró frente a mí con una posición un tanto prepotente. Eso me molestó un poco, y para enseñarle un poco de modales terminé de leer la hoja completa y la siguiente para hacerla esperar. Cuando al fin lo hice, dejé el libro a un lado y la miré fijamente con el ceño contraído. ¿Es que nadie le había puesto un alto alguna vez? Era demasiado altiva.

- Bien, ahora que has terminado supongo que un poco de ejercicio para tonificar tus atrofiados músculos no te vendría mal- le dije.

Me tiré al suelo, cerca de ella, y cuando vi que no entendía la idea le dije:

- No pienso hacer lagartijas solo. ¿ Qué te parece si comenzamos con 100?- propuse.

Sabía que no la pondría a hacer esa clase de esfuerzo físico, de lo contrario haría que se lastimara, pero eso si, quería que aprendiera que aquí el instructor era yo.

Llegados a las 50 flexiones comenzó a quejarse. Como sospechaba, sus músculos estaban sumamente atrofiados por falta de ejercicio.

- Arriba- le dije- Supongo que es suficiente para ti- quise agregar un "Para que no te quiebres" , pero supuse que era demasiado.

Esto iba de mal en peor, cada cosa que yo decía parecía irritarla más, supongo que es lo común en esa etapa de la vida, odiar toda figura de autoridad, fue ahí cuando supe que debía intentar otra cosa, algo más para que la relación que mantendríamos el siguiente año no fuera así de tensa y pesada. Sería un gran problema pelearnos todo el tiempo, cada vez que yo le diera una orden y ella no quisiera obedecer.

- Rose- me sorprendí a mi mismo llamándola por su nombre. Me compuse antes de que ella lo notara- Te mostraré una sesión de calentamientos que quiero que hagas diariamente, luego saldrás y darás 20 vueltas al rededor del gimnasio. Cronometraremos tus tiempos- le informé.

Esperaba que esta nueva forma de trabajar le agradara más, que desfogara su coraje adolescente mientras corría para que llegara más sosegada a clase. Ya tenía suficiente con ser su instructor como para también tener que ser su niñera.

Le mostré rápidamente lo que quería que hiciera,cómo estriarse correctamente. Luego la dejé por su cuenta y regresé con mi novela. Observé sus movimientos por sobre las hojas del libro. Me tensé repentinamente en mi lugar. Nunca antes había visto algo igual, creo que la mayor parte se debe a que en la escuela a la que yo asistí no había guardianas. Pero Rose era.... Frené en seco. ¿Rose? Ella es tu alumna, me reprendí mentalmente.

Volví a mi novela y dejé que ella hiciera las cosas como pudiera.

OFF:
Aja. Ñaca ñaca XD, démosle algo de tensión a los entrenamientos.

No lo entendía, me sentía extraño. ¿Por qué estaba tan contento de que ella se hubiera ido a correr y me dejara solo? No era que su presencia me molestara, me era indiferente, pero había algo, algo especifico que me hacía querer alejarme. Quizá sólo era que ella me parecía ajena a lo que hacía, no podía concebir bien cómo alguien así, tan joven y de buen aspecto, estaba entrenando para convertirse en guardiana. En el lugar de donde yo venía, las mujeres se quedaban en casa.

Me desvié un poco del libro cuando ella se sujetó el cabello de nuevo y se acomodó la blusa, tuve que morderme la mejilla interna para apartar la vista y continuar leyendo. Ni siquiera me informó que iba a salir, sólo se fue. En ese momento puse en marcha el cronometro.

Dio una vuelta tras otra, a veces levantaba la vista para verla pasar frente a la puerta entre abierta, cada vez se veía más cansada. Me relajé un poco mientras ella estuvo fuera.

Justo cuando ella cruzó la puerta paré el cronometro. Era algo vergonzoso, más de media hora en darle 12 vueltas al gimnasio, a penas y lo pude creer. Me planté delante de ella, quien estaba inclinada, con las manos en las rodillas, intentando recuperar el aliento.

- Sabes que lo haces mal, ¿cierto?- le pregunté- Como sea, debes de comenzar tranquila para luego subir el ritmo. Si esto hubiera sido un maratón seguro habrías perdido ya que comenzaste con fuerza y gastaste tu energía.

Me lanzó una mirada asesina, parecía que mis esfuerzos por no ser el malo de la película no estaban surtiendo efecto.

- Eso es todo por hoy. Mañana comienza haciendo los estiramientos y luego corriendo. Volveremos a cronometrar- le informé- Luego continuaremos con algunos movimientos. Nos vemos mañana, Rose- me despedí y salí del gimnasio sintiéndome confundido.

Lo mejor era buscar a Isa para conversar con ella, ya que si no entendía bien las cosas, el entrenamiento de mañana sería muy largo.

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A la mañana siguiente me desperté temprano y llegué al gimnasio mucho antes que Rose, quiero decir, que Hataway. Durante la noche había decidido que nada de esto me afectaría, pero sobre todo había reconocido que era sólo una proyección. Si he de decirlo, en mi juventud yo era igual de rebelde.

Me tumbé sobre los colchones de seguridad que había apilados a un lado de la puerta, y me dispuse a esperar a mi alumna mientras leía un poco.

Llegué temprano esa mañana, le había prometido a Rose que haría una aparición en el gimnasio. Por lo pronto la dhampir no estaba, pero tampoco estaba el lugar vacío, Dimika estaba sobre unos colchones apilados al lado de la puerta, leyendo un western, por qué no.

- Hey, Dimika- lo saludé. Él me recibió con una mirada confusa que se tornó molesta. Levanté las manos defensivamente- Quiero medir mi fuerza con tu famosa alumna. Espero que no te moleste.

Y fue ahí cuando supe que tendría problemas, pero al menos había dejado a Rose fuera de esto.

- El entrenamiento es privado- le dije a Isa en un tono que sonó más descortés de lo que planeé- señorita Ozera- agregué para suavizar las cosas.

La voz de Kostia, regañandome por no entrenarla retumbó en mi cabeza. Suspiré cuando vi la cara de testarudez de Isa. No se iba a rendir tan fácilmente, y menos sin luchar.

- Bien- me encogí de hombros con fingida indiferencia- Supongo que si resulta lastimada será su culpa.

Isa soltó una carcajada que intentó contener. Levanté una ceja, dudando mucho y realmente que ella pudiera contra Rose, al fin y al cabo a mi alumna la habían entrenado para eso desde su infancia. Y francamente, muy en el fondo, esperaba que le diera una paliza.