Mariana la alimentadora.

Entre tanto buscar a Christian por todo el plantel, y luego de la decepción que me llevé al no encontrarlo por ningún lado, decidí ir con los alimentadores. Me moría de sed y me gruñían las tripas.

No tardé mucho en ser atendida, afortunadamente no había muchos esperando por un alimentador. Me pasaron directamente con una chica delgada y de aspecto enfermizo que tenía cara de llevar bastante rato en ese lugar o estar a punto de cumplir con sus horas diarias de alimentar. Me senté detrás de ella dispuesta a morderla, cuando noté que la persona que me hizo pasar no se iba. Me le quedé viendo directo a los ojos, Es que no planeaba darme privacidad?

- Algún problema?- casi gruñí.

- Me... me han... me han dado órdenes de que no la deje sola con ningún alimentador- tartamudeó la moroi que me llevó con la alimentadora. Me reí con ganas.

- Piensan que la voy a matar para convertirme en strigoi?- pregunté entre divertida e indignada. La moroi se encogió de hombros.

- Probalbemente eso sería divertido, una nueva experiencia- dijo la alimentadora- Por cierto, soy Mariana- se presentó.

- Isabrella Ozera- respondí intentando contener mi enojo- Futura strigoi por lo que veo.

Y así, sin más y muy pero muy enfadada, le clavé los colmillos a Mariana, pude sentir como se relajó mientras bebí de ella. Pero lo mejor es que puse saborear su dulce sangre con cierto sabor metálico en mi lengua y luego bajar por mi garganta. Dios!!! Era delicioso, igual que siempre.

Paré de beber mucho antes de que la moroi pudiera decirme algo más, le di las gracias a Mariana y salí de el cubículo. Alcancé a escuchar un Cuando quieras por parte de la alimentadora mientras me iba. Probablemente la pediría para mi siguiente ocasión.

Suspiré y me dispuse a salir de nuevo a la búsqueda de mi primo, pensando que esa amenaza fingida a mi antigua maestra me había granjeado una mala reputación. No me importaba, seguro lo mío no sería nada en comparación con lo que Christian tuvo que sufrir.