El nuevo en la Academia.... [Evolet]

Aún no puedo creer que esté aquí, haciendo el idiota luego de todo esto. Me quiero morir, si un strigoi llega y me arranca la cabeza mientras camino por los jardines hacia mi habitación, me estaría haciendo un favor enorme. En definitiva, la señora Samantha lo único que quería era fastidiar a Isa, mira que negarse a dejarme acompañarla a la academia y luego enviarme a la misma unos días después. Sólo quiere causarle molestias, cosa que a mí me jode. Por otro lado... las cosas pueden ir bien ya que veré a Dimka, Rose e Isa todos los días. Seré realmente el guardián de Isabrella, volverá a ser como en los viejos tiempos... espero. Lo malo es que Ivashkov también está aquí. Sé que tengo control sobre mí mismo, peor no sé hasta qué grado, menos aún con las insinuaciones de ese idiota moroi. Sé que debo controlarme, que la golpiza que le dí en casa de Isa no puede repetirse... pero nunca se me ha conocido por mi autocontrol.

Y encima tengo resaca... Quizá no debí celebrar mi llegada con whisky. No importa, lo que menos me importa es eso. Ya pasé la caseta de seguridad donde me preguntaron por qué llevaba lentes oscuros. Son esos guardianes que se creen poderosos, me miraron con si estuviera loco. ¿Que nunca han visto a un hombre con resaca? No es para tanto, sólo bebí un poco, además, soy un dhampir y un guardián, pero hasta dónde sé, soy humano. Respiro hondo y me doy valor. Afortunadamente no tengo que ir a ver a la directora, de lo contrario, mi trabajo peligraría.

Tengo hambre, tengo sueño y me encantaría estar en la cama, pero hay que verle el lado bueno a las cosas: estaré con mis amigos. Subo más la música del reproductor. T.N.T, una clásica de AC/DC suena a todo volumen en mi cabeza. Que si, tengo resaca, pero un clásico no puede darte dolor de cabeza. Doblo una esquina mientras busco con insistencia It's a long way to the top, cuando siento que choco contra algo. A penas y estoy bien para no carme de lleno y mantenerme sobre mis pies. Levanto la mirada para toparme con una chica. Espero no haberla lastimado.

Evolet miro a su compañera de habitación con fastidio, era un desastre, el orden y la limpieza eran palabras desconocidas para la chica. A veces quería llamar desesperadamente a su madre para que ésta pidiera que le asignaran otra compañera de cuarto a su hija pero la chica era consciente de que era más probable que un meteoro se estrellara con la tierra, que su madre llamando a la academia, además probablemente se ganaría un sermón, sobre la capacidad de adaptación que un buen guardián debía tener. Suspiró y hecho un vistazo al lío que había en su habitación, el lado de Evolet estaba inmaculadamente ordenado, fruto de la disciplina que su madre le inculcó, mientras que el lado de Amelie, era un basurero. Generalmente esa situación no molestaba a la castaña pero cuando volvió a su dormitorio se encontró a la otra joven acostada en su cama porque era el único espacio libre.

Luego de discutir diez minutos con su compañera, salió echando chispas del dormitorio, no se trataba de una retirada, más bien evitaba cometer un asesinato. Se dirigía al gimnasio para correr, el ejercicio siempre servía para olvidarse del mundo, en ese estado de humor, Evolet llevaba su cuerpo al límite, entonces solo era consciente de su cansancio olvidando el resto. Iba distraída creando una lista de canciones cuando de golpe una colisión la detuvo.

Levantó la vista algo mosqueada y se encontró con un joven, un guardían, seguramente alguien de la corte estaba de visita, jamás lo había visto. Parecía estar descompuesto, torció la boca en una mueca habitual en ella - Deberías tener más cuidado por donde caminas - dijo secamente, le hecho la culpa automáticamente, a pesar de que ella había estado sumergida en su Ipod - De todos modos, ¿quién eres? No eres alumno, ni profesor obviamente. - miró una vez más al joven, tenía una expresión extraña, del tipo atormentado, aunque eso no le quitaba lo guapo.

Mis audífonos caen sobre mis hombros por el choque. AC/DC se puede escuchar en el silencioso jardín por donde, a plena luz del día, no pasa nadie. Mi instinto de guardián me hace analizar toda la escena en pocos segundos. Una chica dhampir, probablemente en entrenamiento, bastante delgada para poder conmigo, la derribaría fácilmente. A nuestro alrededor no hay absolutamente nadie. Un par de aves surcan el cielo azul, pero de ahí en más, nada. Hay una chica en la ventana del segundo piso. La cuarta ventana de derecha a izquierda. Sonrío un poco, pensando que en corto voy a ver a mi tutor principal, ese que me golpeaba todo el día para hacer que mis sentidos subieran aún más de lo normal, el que me decía que tenía que ver todo en un segundo, identificar los posibles problemas y eliminarlos al momento. Ya quiero estar con Dimka y hablarle, saber qué tal le va con Rose y que me cuente de las cosas en esa prisión... quiero decir, escuela.

Levanto una ceja al escuchar lo que dice la chica. Una sonrisa cabrona no puede ser contenida por mis mejillas. Sin duda está de malas, aún más de malas que yo por mi resaca. Quizá ella entrena también con Balikov. Yo me pondría así de tener entrenamientos de nuevo con él. Sonrío más cuando reclama saber quién soy. Me sorprende que me compare con los alumnos, tengo que recordarme que soy menor que Dimka, que a la vista del resto muchas veces mi físico y mi comportamiento son los de un chico muy joven. Aunque bueno, tampoco es que esté cerca de los treinta ni nada parecido. Sonrío con cierto sarcasmo mientras tiendo mi mano a la chica y le digo:

- Soy Kostia, mucho gusto- me jode eso de "guardián Demetrevich", más aún cuando se trata de otro dhampir. Por lo regular son los morois quien hacen esa diferencia. Noto la diferencia de nuestros acentos al momento. Eso es malo, mi acento ruso provoca muchas comparaciones con mi amigo, como sea, no es que me lo pueda quitar de la noche a la mañana.

Le sonrío de buen grado a la chica, escrutándola con la mirada para luego clavar mis ojos en los suyos. Sé que es de mala educación verla de esa manera, pero ella es atractiva y yo no pude evitarlo. Para muchas cosas soy alguien débil, y cuando se trata de chicas, soy el que más.

Observó la sonrisa descarada que para su sorpresa no le cayó mal por su color sarcástico, por el contrario se podría decir que le gusto, si había algo que no toleraría ese día era a una de esas personas que aparentan para caer bien y si bien eso era poco común en los hombres, no era imposible de encontrar. Tomó la mano del joven, le dio un apretón firme, sin dejar de mirarlo al rostro - Un placer Kostia... Soy Evolet Bradley - se presentó, al tiempo de que se daba cuenta de que no había adquirido nada más que el nombre y el acento ruso sobre la identidad del hombre. No le quedaban dudas, se trataba de un guardián bien entrenado, se preguntaba si uno realmente aprendía eso en clase o era la experiencia que se hacía cargo de otorgar ese tipo de mañas y si bien el hombre no parecía ser viejo, Evolet sabía perfectamente que en el caso de los guardianes no eran los años los que otorgaban experiencias, sino las heridas de batalla.

El ruso la miraba de pies a cabeza, ella sonrió - ¿Te gusta lo que ves? - bromeó relajándose un poco. Se apoyó contra la pared del edificio y miro al joven - Lo hacen sin darse cuenta cierto? Eso de soltar solo la cantidad justa de información para no parecer descorteses... es impresionante realmente - de pronto escuchó un rumor, sonaba como una canción, agudizó el oído - Un chico AC/DC ? Interesante - le sonrió y se acercó para luego tomar uno de los audifonos y escuchar la canción un momento, pero rápidamente dejo caer el audífono - Solo aprecias la magia, si lo escuchas a todo volumen y dejas que te sacuda el alma - nota mental: agregar TNT a la playlist. Volvió a mirarlo con ojos renovados - Esto es raro... siendo ruso pensaría que no sé, serías más del tipo de música electrónica o... - una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro - algo como polca?

Una chica fuerte y decidida. Eso es lo que veo frente a mí, lo noto al momento al sentir su apretón de manos y por esa forma que no aparta su mirada de la mía. Yo nunca bajo la mirada y eso a veces puede incomodar a la gente, pero ella no parece ni un poco fuera de su zona de confrot. Se presenta como Evolet, un nombre fuerte, acorde a su personalidad hasta donde veo. Le sonrío de nuevo y me quito los lentes por mera cortesía. Dimka me regaña siempre diciendo que no ver a alguien a los ojos es de mala educación, me pregunto si ahora ella bajará la mirada, pero parece que no. Entrecierro los ojos, el sol me molesta y la resaca no ayuda. Me pregunta que si me gusta lo que veo, intento contener una risa que se vuelve áspera al pasar por mi garganta y no salir por completo.

- Si, me gusta- admito sin más. Me río un poco más mientras me dice que los guardianes no soltamos información, la verdad es que en parte tiene razón, pero yo no digo mi nombre porque me jode como suena completo. Igual, suspiro y digo:- Soy Constantino Demetrevich- listo, no puedo pasar vergüenza más grande que decir mi nombre tal cual.

Sonrío ampliamente al ver que ella conoce a AC/DC, fuera de Isa, no conozco a muchas chicas que les guste tanto como para identificarlos en el sonido distante de unos MP4. Se acerca a mí para escuchar mejor, sonrío y me quedo en mi lugar, percibiendo su aroma, el de su cabello, más específicamente. Esta vez no puedo evitarlo, me río con ganas, en serio, por su comentario. ¡Dios!, cómo puede ella creer que me gustaría esa música. Los estreotipos que crea Ramstein y esas cosas. Me río y no puedo parar, sé que me he puesto rojo pero no me importa mucho. Jalo aire hasta que me calmo un poco y la miro, aún sonriendo.

- ¿En serio? ¿Música polaca?- me sorprende que no me quisiera también bailando como los chicos de Budapest o cosa semejante. Aunque la sorpresa más grande es que alguien tan joven conozca a una banda así de legendaria.

Rió cuando el admitió que le gustaba lo que veía, que descarado pero no el sentido malo, a Evolet le gusta decir que las personas que no tenía pelos en la lengua a la hora de expresar sus opiniones y actuaban con total transparencia eran auténticos, fieles a sí mismos, Kostia era una de esas personas, ella misma intentaba ser de ese tipo y las únicas veces en que contenía un poco su personalidad era frente a su madre, no para aparentar algo que no era sino más bien para evitar peleas y aprovechar el poco tiempo que tenían juntas. La autenticidad era un virtud que pocos tenían y que ella valoraba mucho pues era difícil mantenerla.

Lo miró algo sorprendida al verlo quedarse colorado y estallar en carcajadas hasta que finalmente se vio vencida y empezó a reírse con él, no en la misma medida, pero por lo menos de forma honesta, era ese tipo de risa que uno no puede contener, que nace desde el interior contagiada por la risa de otros. No entendía como su comentario pudo haber desencadenado semejante reacción pero si entendía que Kostia no podía imaginarse a sí mismo en esa situación, ¿tan ridículo era para él pintarse a sí mismo en ese escenario?.

Aún entre risas se defendió - Bueno para alguien que se llama Constantino Demetrevich, una podría pensar que no sería nada raro verte cantando polca - bromeó, había notado que el nombre del joven no era de su agrado - Pero animate podrías llamarte Pawel o algo así, además Constantino tiene autoridad -  hizo una mueca con el rostro como para enfatizar sus palabras - es sexy y poco común - le guiñó un ojo.

- Pero tienes razón, fue estúpido de mi parte encasillarte... ¿qué más tienes en ese reproductor? - preguntó alegremente, dio por suspendido su plan inicial, quería saber más acerca de este joven, era alguien auténtico y singular, sin embargo se dio cuenta que aún no sabía mucho de él, sonrió, seguía haciendo esa cosa de guardianes - así que Pawel - lo llamó por ese nombre solo para molestar, sabía perfectamente que se llamaba Kostia - aún no me dices que se supone que haces en la academia, podrías ser un espía, un asesino... - hizo una pausa y con una mirada traviesa lo recorrió de abajo para arriba - el amante de alguien o un plomero, ¿que te trae a esta ratonera? - sabía perfectamente que era un guardián, la pregunta que realmente quería hacer era quien le traía al lugar, no tenía idea de porque no la hizo, ¿podría Evolet estar cohibida?

La verdad es que creí que se molestaría conmigo. Que me diría que soy un cabrón mal pensado o pedófilo o algo semejante. La verdad es que de hacerlo ella, me merezco el comentario. A veces no sé hasta dónde marcar mi límite, regularmente siempre quiero hacer amigos, y a mi parecer, la risa es lo mejor para romper el hielo. Afortunadamente Evolet parece habérselo tomado con la filosofía necesaria para no correr al edificio administrativo y decir que un desconocido loco la acosa. Es más, ella sonríe lo que provoca una sonrisa por mero reflejo en mí. Que la gente esté animada me sube el ánimo.

Estallo en una risa loca de las que siempre me atacan cuando me río en serio. Me pongo rojo y lagrimeo un poco de sólo imaginarme, casi con el vestuario y todo. No, nada de música polaca. Creí escuchando a The Beatles y Led Zeppelin. Dudo que en algún momento escuche algo más. Me gusta un poco la música actual, pero siempre que puedo, procuro evitar todo fuera de Nirvana y Pearl Jam. Ya lo sé, suena raro para alguien de mi edad y con mi empleo, peor no puedo hacer más. Yo era esa clase de chico que fumaba en los baños de la escuela. El que no decía nada, pero en los entrenamientos se cobraba todas las que le hicieron y terminaba en la dirección por hacer sangrar a alguno de sus compañeros. Nadie diría que alguien así se puede convertir en guardián. Me rio más mientras se burla de mi nombre. Sí, ya sospechaba que revelar mi identidas secreta sería malo, daría pie a muchas cosas como estas. No es la primera vez que alguien se burla de mi nombre, y la verdad es que no me importa que lo hagan. Me gusta reírme de mi mismo. Evolet parece desidida a levantarme un poco el ánimo con eso de mi nombre y me da otro ejemplo de que pude haber salido peor. Viéndolo desde su punto de vista... la verdad es que tiene razón. Me río más y asiento con la cabeza. Ahora sé que Constantino está bien, está perfecto.

Escucho sus últimas palabras y dejo de reír. La verdad es que me tomaron con la guardia baja. Levanto una ceja y ladeo un poco la cabeza, como interrogándola, entrecerrando los ojos un poco. ¿Me toma el pelo?, ¿se está cobrando mi sinceridad a su pregunta? Eso parece, así que termino por reírme y negar con la cabeza. Sonrío más cuando me pregunta qué hay en mi reproductor. Le tiendo un audífono.

- Veamos qué descubres desde aquí hasta la entrada del edificio- le propongo, dejando el reproductor en su mano y comenzando a caminar. Regularmente me gusta ser holgazán y caminar lento, pero hoy me excederé en eso. Me río un poco cuando me llama Pawel, estoy seguro que ella me llamará así de ahora en adelante, la verdad es que no me preocupa demasiado. Me río más al escuchar sus preguntas- Eso de el amante de alguien suena bien... pero no, sólo soy el pobre guardián de la señorita Ozzera- me preparo psicológicamente para el interrogatorio, para que me pregunte por Isa y poder poner mi cara de guardián que no hace nada. Todo debe estar bien, nadie debe darse cuenta de la verdad.

Evolet se quedó con el reproductor en la mano, no muy segura de lo que debía hacer o de lo que espera Kostia de ella, siguió con el auricular en la oreja mientras lo veía alejarse lo más relajado hacia la cafetería (?). Se preguntaba si el guardián la estaba probando en una especie de examen encubierto, era poco probable, él no participaba en su evaluación. Ozzera había dicho, se preguntaba si se trataba de la chica que había dado la fiesta el otro día, no lo había visto por allí. De todos modos, no perdía nada haciendo el ejercicio sin embargo, lo iba hacer bien, no le gustaba hacer nada a medias, se sacó el auricular y observó la escena ante ella.

El espacio era grande, "vamos por parte dijo Jack el destripador" pensó. Primer lugar, el perímetro del lugar no era amplio, unos 120 metros a lo sumo, el tiempo de ir de un lado a otro era poco. Segundo lugar, puntos de huida, se encontraban a campo abierto por lo que se podía huir en todas las direcciones, sin embargo la conveniente era hacia la izquierda rumbo a los edificios administrativos, probablemente uno de los lugares más seguros del campus. La cafetería lucía segura también, y volviendo sobre sus pasos era la ruta más corta hacia las cocheras. Tercero, amenazas. Lo anterior, el perímetro, debía ser conocido previamente. Alcanzó a Kostia, habló con un tono frío - Arriba a la derecha, dos personas, distintas habitaciones. El caminero de la izquierda, despejado. A la derecha, despejado. Al frente en la cafetería, encontraremos personas, de acuerdo con la hora - consultó el reloj - no debería haber muchas personas, unas 10 a lo sumo.

Habían algunas cosas de vigilancia que aún no dominaba, principalmente en lo que se refería a "vigilancia en solitario" funcionaba mejor en equipo, pero obviamente como guardián uno nunca sabía que le tocaba, una vida solitaria era lo más probable, peligrosa o no para el dhampir daba lo mismo mientras que el moroi en cuestión estuviera a salvo. Una línea de disgusto se dibujó en su rostro, le molestaba eso. No podía mentir le encantaba el trabajo de un guardián, las destrezas que se adquirían, las tácticas y el perfil de espía, sin embargo lo que no terminaba por convencerla era el objetivo, cuidar a alguien, ser los perros de unos culos empolvados. Torció el rostro en una mueca, si Kostia le estaba hablando, ella no lo escuchaba, echaba chispas por dentro, todo esto le parecía injusto. De pronto recordó el equipo de música, se lo pasó al joven - Gracias - dijo con voz seria - ¿Qué tal lo hice?

Intento no reírme para que no piense que me burlo de ella. Cuando dije "veamos qué descubres" no me refería al perímetro, sino a la música, pero bueno... supongo que ella es una de esas chicas con síndrome de estocolmo reclutada en esta prisión. A todos nos pasa tarde o temprano. Te meten tanta basura de guardianes en la cabeza que terminas por ver problemas en cada esquina. La entiendo, a veces a mí también me ocurre así. La escucho hablar de esa manera clara, efectiva y rápida que usamos los guardianes. Hago una inevitable mueca. Una chica de su edad no debería estar haciendo esto, debería estar embriagándose, pensando qué lugar visitará al salir de este infierno, debería estar por ahí, despotricando contra los maestros de materias raras que tienen peculiaridades tan extrañas que merecen apodos idiotas. No aquí metida, en este lugar donde, lentamente, le lavan el cerebro. Porque eso hacen, en determinado punto te olvidas de todo y haces lo que te dicen. Saco esos pensamientos de mi mente porque no está bien. ¿Lo ven? Ahí está esa mierda de guardián que no supe cuándo me atrapó.

Le sonrío a Evolet y asiento con la cabeza. En un futuro no muy lejano, será una gran guardiana. Si bien hay algunos detalles, como su despeocupada forma de ir por ahí o el hecho de no percibió a las dos chicas que murmuran entre si y se acercan a nuestras espaldas, pero es realmente buena. Supongo que su madre debe ser una muy buena guardiana. Suele pasar que los hijos de guardianes increíbles terminan por seguir su camino. No me sorprendería saber de la guardiana Bradley en poco tiempo. Quizá se vuelva leyenda, como Dimka. Suspiro, la verdad es que no me puedo contener...

- Yo decía de la música, pero supongo que esto está bien para una novata- comento con una sonrisa, medio en broma para hacerla rabiar un poco.- Te faltó el reporte del clima, pero lo podemos pasar por alto si me respondes a lo de la música- la incito. A ver si es tan buena como para identificar la zona. Quiero saber qué puede descubrir de mí a través de la música que hay en mi reproductor.

Lo miró algo sorprendida, su rostro era una mezcla de confusión y vergüenza, apretó el tabique de la nariz con dos dedos y entonces soltó un par de carcajadas – Por todos los cielos, debí parecerte una paranoica – sacudió la cabeza un par de veces mientras se llevaba los auriculares a los oídos, sin dejar de sonreír, se sentía algo estúpida, tantos exámenes y trabajos de campo le estaban volviendo tensa. “Tienes que relajarte” se dijo a sí misma, mientras se dejaba llevar por la intensidad de la música del reproductor.
Fue pasando las pistas una a una, escuchando partes de las canciones, le daba pena cortarlas pero no terminaría nunca si las escuchaba completas. La verdad era que Kostia tenía un excelente gusto – Me encanta… mm… led zeppelín – siguió escuchando más, le gustaba realmente lo que oía, clásicos, tenían ese misterio y una especie de sensualidad implícita que era transmitía una mística aparentemente prohibida para el resto de los mortales.
Lo miró sonriendo mientras tarareaba la canción que sonaba, que podía decirle, tal vez terminaría por darle el reporte del clima. Una expresión de sorpresa se dibujó en su rostro – Total eclipse of the heart – lo miró sonriendo de lado – Mm… Interesante colección de Brian Adams… Un romántico empedernido – le tendió el reproductor – Sorpresas sorpresas – le guiño un ojo, quería ver su reacción, no había nada más que rock en ese reproductor, pero sería interesante ver con que le salía.